Creciendo cerca del mar, la cultura del surf y del skate —ya sea la música, la ropa o la creatividad que los rodea— marcó mis gustos desde chico. Con el tiempo, entre consumir fotógrafos que admiro y practicar cada vez más, fui afinando mi ojo y encontrando una voz visual que siento cada vez más propia.
Cuando salgo a hacer fotos para mí, busco dar lugar a la improvisación y lo orgánico de los momentos que se cruzan. Otras veces tengo una idea más clara o una línea que quiero seguir, y las fotos se vuelven más intencionadas, aunque siempre trato de jugar con la espontaneidad.
Entre mis fotos favoritas hay una que hice durante un viaje, con una camarita descartable y un solo disparo. Era una pareja abrazada al borde del mar, justo en el instante en que una ola explota detrás y los empapa. La imagen capturó la reacción de sus cuerpos en ese preciso momento y se generó algo muy lindo, irrepetible.
Si hay algo que siento urgente capturar antes de que desaparezca, es el amor.